KichwaPor: Edison Raúl Guanolema T.
La cultura andina ha sido conocida por tener un amplio catálogo de conocimientos y tradiciones que han sido heredadas de persona a persona por el método de la comunicación oral; por el contrario de lo que creen la mayoría de personas, estos saberes no se perdieron por no estar escritos, como cualquier académico convencional aseguraría, al contrario, los sistemas de documentación de la cultura andina se encuentran de diferentes formas, por ejemplo en tejidos o en mitos y leyendas que cuentan en cada comunidad, que muchas veces rayan en la fantasía, pero si se leen de manera atenta contienen mensajes y enseñanzas que acontecieron en su época, como el conocimiento sobre la naturaleza, los animales, la importancia de la buena alimentación y la siembra e incluso problemas sociales que acontecían en ese entonces.
No es sorpresa cuando los mayores cuentan que antes existían productos diferentes a la actualidad, pues los relatos de Huarochirí narran en varias de sus historias que la producción era tan buena y abundante que todas las personas podían beneficiarse y ninguno padecía hambre; tal es el aprecio a los productos de antaño que a plantas como la quinua se le denominaba como “la planta de la cual surgieron los seres humanos”, dando a entender que este alimento era de vital importancia para la época, tanto así que daba vida a las personas, interpretándolo que en épocas de hambruna les permitía sobrevivir y no morir de hambre. De la misma manera estas historias retratan que la sobrepoblación y escasez que conlleva el aumento de la sociedad produjeron épocas difíciles en las cuales la única solución fue expandir sus territorios y variar la producción, esto permitió al ser humano de ese entonces obtener más conocimiento del ambiente en el que vivía y llevar una vida en armonía con la naturaleza y los animales.
En la actualidad la gente es escéptica en cuanto a las habilidades que puede desarrollar el ser humano con respecto a lo extrasensorial, pues no es sorpresa que muchas personas cuenten a lo largo del mundo experiencias en las que han logrado percibir o adelantar situaciones desagradables; o por el contrario, tener sensaciones de su entorno que no pueden ser vistas o escuchadas; sin embrago, este campo de estudio aún no se ha explorado o se la ha considerado pseudociencia, de modo que se subestima la capacidad de los seres humanos y animales con respecto a estas habilidades. Los relatos de Huarochiri cuentan historias en las que animales eran capaces de predecir eventos como inundaciones o movimientos tectónicos, cosa que los habitantes de la época conocían muy bien, por lo cual trataba a llamas y alpacas con mucho respeto y los tenían como acompañantes de la vida diaria; también se relatan epopeyas en las que gente ha realizado hazañas extraordinarias, de modo que se los ha catalogado como dioses.
La creencia popular está encaminada a pensar que hemos avanzado no solo tecnológicamente, sino también de manera social, por lo que se desplaza al habitante andino de la antigüedad como un ignorante que vivía el día a día sin la necesidad de una sociedad organizada, cosa que no es cierto pues se tiene registro de que no solo existían jerarquías establecidas, sino que también existían problemas propios de la sociedad actual, como las clases sociales y la discriminación, incluso sufrían de problemas como la infidelidad y la traición. Aunque este punto pareciese innecesario de resaltar, ya que todas las sociedades antiguas poseían una jerarquía e incluso familias nobles, es necesario traerlo a colación pues los relatos de Huarochiri señalan momentos en los cuales gente ha destacado gracias a sus habilidades y conocimientos, por sobre la gente que poseía recursos, dando así un mensaje de humildad y empatía, propio de fabulas e historias de reflexión.
Las diferentes culturas alrededor del mundo han documentado diferentes ritos y tradiciones que han quedado plasmadas mediante obras gracias a la escritura; de igual manera en este lado del mundo existían diversas formas de comportamiento y actuación frente a una situación en particular, como por ejemplo cuando se debía realizar una unión matrimonial; lo más común, como cuentan los relatos eran ofrecer adornos o tejidos a las mujeres a las cuales querían conquistar, tradiciones que perduran en la cultura andina actual, pues previo a la unión de una pareja la familia del novio está obligada a ofrecer un dote que será entregado en modo de ofrenda para establecer las nupcias.
La cultura andina ha sufrido el avance del tiempo, mas no se ha perdido como muchos cronistas aseguran, pues el único argumento que sostienen es que no poseían documentación como la escritura para hacer que prevalezca con el tiempo; este particular se refleja no solo en leyendas como las que se cuentan en la compilación de “la lluvia, el granizo y los dioses de Huarochirí”, sino en la vida diaria de las comunidades indígenas, pues en Ecuador y Perú la gente conserva su idioma, vestimenta y tradiciones, incluso después de haber sufrido la época de la conquista y la evangelización. Las poblaciones andinas, aunque poseen diferencias, en esencia siguen siendo las mismas, pues lo único que las fracciona en la actualidad es la división que se ha impuesto a sus territorios, porque el ser humano andino ha sido dotado de un carácter guerrero y perseverante que no se ha dejado domar, más aun ahora que cuenta con muchos de sus pobladores que tienen como objetivo preservar estos saberes y documentarla para futuras generaciones.
Texto: RITOS Y TRADICIONES DE HUAROCHIRI, Manuscrito quechua de comienzos del siglo XVII, Gerald Taylor